SAN JUAN SARRIÓN

 Volvió a aparecer el milagro, volvió a bajar de los cielos el Santo de los rodaors, San Juan Sarrión, para hacer un quite de extrema providencia que salvó de la tragedia a Israel Pérez "El Ruso"

El cacereño sufrió una enorme voltereta al intentar quebrar a Jabato de Juan Manuel Criado, un astado que por ese pitón no permitía ese tipo de quiebro característico de este joven. Juan salió a toda mecha desde la otra punta de plaza para quitar el toro cuando se disponía a rematar a Israel. Se echó encima de él literalmente, le puso el capote en la cara y se lo llevó de allí de forma magistral. La plaza puesta en pie rendida al gran Sarrión. Cuando cerraron el toro, le hicieron saludar desde el centro del ruedo. 

Un seguro de vida, un profesional como la copa de un pino, siempre atento a la lidia de cada ejemplar, el mejor director de lidia que pueda haber. Con gente como tú, al fin de mundo. ¡Gracias Juan!


El de Juan Manuel era un toro bajo y bien hecho, con la cara típica de antaño de la casa, mazorcón y abiertito de cuerna. Salió con brío y el rabo enroscado y acudió a la llamada de Aarón y Toni. El segundo le dio una rodà con la chaqueta y le hizo hilo sin rematar. Tras varias más, Raul "Moreta" se puso a pelo al quiebro, lo aguantó una barbaridad, le sacó fuerte la pierna y el astado se le vino encima pasándoselo muy cerca. Gran quiebro. Por ese pitón derecho había que llevarlo con mucho mando y bien toreado. 

Remató varias veces con fuerza en barrotes y burladeros, siempre abajo. Dos quiebros buenos por el izquierdo de Marc Badal y Adrián Perez, el toro entraba mejor por ese pitón pero su casta le hacía girarse rápido, no era la tonta del bote. También destacó un recorte a riñón por ese mismo pitón muy muy ajustado. Posteriormente ya vino el percance y la aparición estelar de Juan Sarrión, que ya hemos comentado. Todo quedó en un susto.

Jabato continuó arrancándose con alegría a quiebros y rodas, pero cuando realmente se vio su condición fue cuando Campanero le sacó la muleta. Se intuía que no sería fácil con las telas y así fue. Nada más ponerle plana la muleta en la cara, se arrancó como una exhalación, se la quería comer, que manera de embestir, que codicia. Lo toreó primero sobre las piernas para luego hacerlo en redondo. Donde lo dejaba allí se quedaba, giraba y otra vez a embestir. Cristian Climent lo toreó con más relajo, se notó que fue profesional, el toro también había bajado su acometividad, y firmó su tanda con un templado pase de pecho.

En la embolada el toro siguió demostrando su casta y todo lo que hizo tuvo transmisión. Me gustó Jabato, toro con sus teclas, que había que verle sus virtudes y defectos antes de ponerse delante de él, y que no permitía el fallo. 

Y a pesar de lo que muchos creen, una placita de este tamaño es muy exigente para los animales, no tienen donde refugiarse, donde coger aire y los cites y envites son constantes. Un matiz que pasa muchas veces desapercibido. Quizás este Jabato en otro recorrido de calles hubiera lucido el doble.






























Camarito de Baltasar Ibán fue un ejemplar serio, cuajado, ganaba presencia en la plaza comparado con las fotografías del cartel, montadito y bien puesto por delante. La verdad esperaba que saliera con más chispa, fue un ejemplar muy noble y con un trote chochón que transmitía poco. Muy agradable para ponerse delante, se vieron quiebros ajustados, uno de Eric González muy bueno. En la embolada la misma tónica, toro con corazón, que acudió a todo pero que le faltó ese disparo que tanto nos gusta a los aficionados y que se espera de los ibanes.













Otro año más de éxito programado por los Emboladores B&I en la localidad de Benassal con muchísima gente y aficionados de toda España, y ya van unos cuantos. 

Y otro más en el que San Juan Sarrión está aquí entre nosotros los mortales para salvar vidas.



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