AL MENOS TENEMOS DIVERSIDAD EN LOS TOROS DE CALLE
Los aficionados valencianos tenemos la suerte de poder contemplar toros de distintos encastes en los festejos populares que se celebran por nuestros municipios, y por ello, conocemos la rica diversidad de tipos y comportamientos del ganado de lidia. Nos gustaría verlos en las plazas, pero como demuestra la tauromaquia actual, no tienen cabida en un circuito monopolizado por el encaste Domecq.
El pasado mes de junio, tuve la oportunidad de visitar la ganadería de D. Germán Vidal, sita en la localidad de Cabanes (Castellón), el cual posee su propio hierro con ganado autóctono, pero además, hace de intermediario en la compra-venta de toros destinados, en un principio, para la lidia ordinaria.
En primer lugar, pudimos contemplar varios ejemplares de encaste Urcola, procedentes de la ganadería casi extinguida de Moreno de la Cova. Creo que se trataba de la antepenúltima camada (guarismo 8) que salió de la finca La Vega, con destino a las calles, y que han sido exhibidos la mayoría durante el pasado verano. Prefiero verlos lidiar por los pueblos de Levante a que vayan directamente al matadero, al menos aquí también pueden demostrar su bravura. Seguramente, las dos últimas camadas (guarismo 9 y 0) acabarán como los ejemplares que les mostramos a continuación.
Continuamos nuestro recorrido y llegamos al cercado de los patasblancas de Sánchez Cobaleda, otra ganadería que le quedan cuatro telediarios. ¡Qué lástima de ganado! Son verdaderas pinturas, y como muestra, este precioso berrendo en negro, capirote y lucero. Creo que todavía no se ha exhibido, así que, aguarda para la próxima temporada, veremos como acaba su periplo.
En el mismo cercado de los Cobaleda, pudimos ver varios santacolmas del hierro de Terrubias, de la misma propiedad que el anterior y que vinieron todos juntos en el mismo viaje, algunos muy serios.
Un núñez fue el siguiente al que visitamos, con estampa de toro antiguo, y bien armado de pitones, procedente del Cortijo Arenales, es decir, del Conde de la Maza.
También estuvo presente la casta Vazqueña, proveniente de Concha y Sierra, tres ejemplares de enorme colorido, pelajes típicos y hechuras perfectas.
No podía faltar el encaste Domecq, con un espectacular jabonero del hierro de Guadaira, ¿posibles reminiscencias veragüeñas? Todo un pavo.
Del ganado autóctono de Germán Vidal, otras dos láminas, que también hemos podido contemplar por las calles de nuestros pueblos. Como pueden ver, una rica variedad de tipos, encornaduras, pelajes y comportamientos, a lo que no estamos acostumbrados en la lidia ordinaria.
Para finalizar, me gustaría realizar una reflexión acerca del futuro de la plaza de toros de Castellón y que viene al hilo de este post. Recientemente, ha sido noticia en los distintos medios taurinos, la finalización de la etapa como empresario del coso de la calle Pérez Galdós de Enrique Patón. Han sido muchos años al mando, con altibajos en su gestión, y del que me quedo como positivo, los desafíos ganaderos que organizó durante los dos últimos años. En ellos, se recuperó la esencia de la lidia y la presentación del ganado, bases para la recuperación de un público que cada vez se aburre por ver siempre lo mismo. Por ello, me gustaría decirle a la nueva empresa que vaya a gestionar la plaza en el futuro, que tenga claras estas connotaciones y apueste por la diversidad de encastes, por la buena presentación del ganado digno de una tierra que es entendida y está formada desde la base con los festejos populares, y que además, valore a los toreros por su valía y no por amiguismos e intereses. También creo que el aficionado castellonense debe estar representado en la empresa, y transmitir el pensar de una afición que merece un gran respeto. Espero que los futuros empresarios tengan en cuenta esta opinión y podamos disfrutar de la fiesta en toda su plenitud.
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